2023 10 Marzo

Golondrinas en invierno

Las golondrinas y los aviones, aves pertenecientes a la familia de los hirundínidos, representan un grupo de aves migratorias que tradicionalmente se presentan en nuestra región con la llegada de la primavera, tras pasar el invierno en el continente africano. Solo el avión roquero (Ptyonoprogne rupestris) se muestra en invierno en L’Albufera, donde forma grupos muy numerosos que suelen frecuentar edificios y zonas urbanas próximas al litoral. Esta situación ha ido cambiando en los últimos años y, actualmente, tanto la golondrina común (Hirundo rustica) como el avión común (Delichon urbicum) se han venido observando en reducido número, entre dos y cinco aves, durante los meses invernales en zonas puntuales del litoral de L’Albufera.

Sin embargo, durante el invierno de 2022-2023, las cifras registradas de estas especies han sido muy superiores a lo normal, con máximos sin precedentes que parecen confirmar el cambio de los patrones de presencia de este grupo de aves. La suavidad de las temperaturas de los últimos inviernos está probablemente detrás de esta presencia inusual de aves, de las que se han llegado a contar más de sesenta aviones comunes, casi cuarenta golondrinas comunes, seis golondrinas dáuricas (Cecropis daurica) y cuatro aviones zapadores (Riparia riparia). Estas aves permanecieron formando grupos monoespecíficos en una de las urbanizaciones de La Devesa, próxima al litoral, e integrando a su vez un grupo mucho mayor de avión roquero, con casi quinientos ejemplares estimados.

El aumento, en invierno, de aves que tradicionalmente eran migradoras y que se ausentaban los meses más fríos, está siendo cada vez más habitual en la península ibérica y otras regiones europeas, y parece relacionado con los efectos del cambio climático. Las altas temperaturas que se registran en los meses habitualmente fríos favorecen el desarrollo de insectos que son la base alimenticia de un gran número de especies. Al disponer de alimento durante todo el año, muchas aves optan por no desplazarse hacia lugares más lejanos, con lo cual ahorran energía y reducen los riesgos que implica tener que realizar un viaje tan largo —en ocasiones de más de cuatro mil kilómetros—. Este comportamiento conlleva también un riesgo, ya que la irrupción y la entrada de aire frío propias de este periodo pueden hacer cambiar radicalmente las condiciones y poner en jaque la supervivencia de estas aves poco adaptadas a las bajas temperaturas. De hecho, con la llegada de la borrasca Fien, que trajo un descenso brusco de las temperaturas a mediados de enero de 2023, el número de golondrinas y aviones se vio marcadamente reducido.

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Información: B. D. / Foto: Avión roquero (V. L.).