La esperada inundación
Tras casi tres meses en los que la totalidad del marjal de l’Albufera ha permanecido en seco, comienzan a inundarse los primeros arrozales que rodean l’Albufera y las zonas próximas al río Xúquer. La dependencia de este espacio natural con el arrozal es incuestionable, la práctica totalidad de las aves acuáticas dependen de este hábitat para poder alimentarse y el mantenimiento de las comunidades de invertebrados acuáticos asociados con este tipo de ambientes de inundación temporal deben superar unos ciclos de sequía que, cada año, parecen ser más prolongados.
Conseguir aunar conservación y producción agrícola sigue siendo un reto en l’Albufera y en la actualidad parece beneficiar exclusivamente a las especies que más capacidad tienen de adaptación a estas condiciones adversas (ánade azulón, gallineta común,…). La disponibilidad de hábitats naturales en los que las aves puedan encontrar unas condiciones óptimas para alimentarse en l’Albufera sigue siendo insignificante. De las 21.120 hectáreas protegidas, algo más de 13.000 hacen referencia a las zonas de cultivo del arroz y apenas 150 hectáreas a las destinadas a la recuperación de hábitats naturales (La Pipa, Milia, La Ratlla, L’Illa o el Racó de l’Olla). El que la práctica totalidad de las aves acuáticas de l’Albufera dependan del arrozal (y de sus ciclos de inundación) para poder alimentarse y sobrevivir sigue siendo un punto débil en la delicada cadena que sustenta este humedal.