La aguja colinegra en sus puestos de salida
Con la llegada del mes de marzo las agujas colinegras han aprovechado los últimos marjales inundados de L’Albufera. Antes de secarse por completo el marjal, las agujas se han desplazado por el humedal en busca de comida, siguiendo el descenso de niveles que anticipa las labores agrícolas de preparación del marjal para el cultivo del arroz. Dependiendo de la cantidad de alimento disponible, sus bandos pueden alcanzar aquí varios miles de ejemplares y este año han sido vistas algo más de 2.000 agujas. La mayor parte de estas aves han pasado los últimos meses en humedales africanos situados entre Mauritania, Sierra Leona y Mali. A finales de diciembre pasado hicieron un primer avance hacia el norte, alcanzando la península ibérica, concentrándose en las marismas del Guadalquivir, el estuario del Tajo y las vegas del Guadiana.
La aguja colinegra cría extendida de forma discontinua desde Islandia hasta el lejano oriente ruso, con poblaciones invernantes en Europa, África, Oriente Medio y Oceanía. A pesar de estar ampliamente distribuida y tener una gran población mundial, sus poblaciones han disminuido rápidamente en algunas partes de su área de distribución, principalmente debido a los cambios en las prácticas agrícolas. Se estima que su población mundial está disminuyendo a un ritmo tal que, tras ser evaluada por la UICN, la especie califica como Casi Amenazada (término abreviado oficialmente como NT desde el nombre original en inglés, Near Threatened) en la Lista Roja de Especies Amenazadas. Esta categoría se asigna a las especies que dependen de medidas de conservación para prevenir que entren a alguna de las categorías que denotan amenaza.
A lo largo de su ciclo anual, las agujas colinegras utilizan ambientes húmedos que han sido extensamente transformados por el hombre para su aprovechamiento agrícola, especialmente en Europa. Esta relación de dependencia de la especie con espacios utilizados por el hombre es especialmente intensa en el caso de los arrozales, durante la migración e invernada, y de los pólderes holandeses, durante la temporada de cría.
Con el objetivo de conciliar la conservación de la especie con la actividad económica del hombre, se ha lanzado el proyecto Kening fan ‘e Greide (nombre frisio para la aguja colinegra, que se traduce como “Rey de los Prados”), en defensa de un innovador modelo de agricultura que tiene en cuenta el equilibrio natural de los ecosistemas en los que se desarrolla. Precisamente en el marco de este proyecto se está desarrollando un programa de marcaje coordinado desde la universidad de Groningen, colocando anillas de color para permitir la identificación de los ejemplares mediante la observación directa de los bandos. Algunas de estas aves marcadas son portadoras de un pequeño geo-localizador por satélite, lo que permite conocer la ubicación exacta de estas aves durante sus desplazamientos. La posición reciente de estas aves marcadas se puede consultar aquí y los resultados de este estudio serán de gran utilidad para la adopción de medidas de conservación de la especie. Varias decenas de agujas marcadas han podido ser observadas en los marjales de L’Albufera y dos de estas aves con localizador han pasado algunas semanas aquí, preparándose para alcanzar sus localidades de cría en las próximas semanas.