2008
11
Octubre
Final de trayecto
El fenómeno en curso de la migración de las aves ha mostrado hoy uno de sus aspectos más conmovedores. Coincidiendo con el segundo gran temporal de Levante del otoño, iniciado el 9 de octubre, se ha registrado una importante arribada de paseriformes muertos en las playas de l’Albufera. Esta misma mañana, tras recorrer 900 metros de playa en La Devesa, se han encontrado 66 aves varadas en la orilla por el fuerte oleaje (un promedio de 7,3 paseriformes cada 100 metros recorridos). Las aves encontradas pertenecen a doce especies diferentes y entre las más numerosas destacan el petirrojo europeo Erithacus rubecula (25 ejemplares que suponen el 37% de las aves encontradas) y el zorzal común Turdus philomelos (24 aves que suponen el 36%), además de un cernícalo vulgar Falco tinnunculus. Casi todo lo encontrado han sido aves insectívoras que migran durante la noche, cuyas áreas de invernada se localizan en la cuenca Mediterránea. Estas aves abandonan sus localidades de cría en el norte de Eurasia y migran hacia el sur, realizando sucesivas etapas nocturnas de unos pocos cientos de kilómetros cada una. Las aves encontradas hoy en la playa seguramente se vieron sorprendidas por el frente de tormentas de anoche en plena travesía sobre el mar.
Un suceso similar fue registrado el año pasado cuando una “gota fría” afectó el litoral de Valencia y Alicante del 11 al 13 de octubre de 2007 (Ver más información). En esta ocasión, los fuertes vientos causaron un temporal marino que arrojó grandes cantidades de residuos sólidos a las playas, entre los que se encontraron muchas aves migratorias muertas. Tras el paso de la tormenta se recogieron 189 paseriformes en un tramo de 890 metros de playa, de los que el 79% era petirrojo europeo, seguidos en abundancia por zorzal común (9%) y bisbita común (3%), además de colirrojos, carriceros, currucas y hasta un total de diez especies, entre las que había chotacabras gris, autillo y vencejo. Este fenómeno se pudo observar en otros tramos de la restinga litoral de l’Albufera situados 3 km al norte y 14 km al sur de la zona muestreada, dando a entender que tuvo una dimensión generalizada. El promedio obtenido fue de 21,2 paseriformes por cada 100 metros de costa recorrida, casi el doble del obtenido hoy, lo que permite hacerse una idea de la magnitud del impacto que este tipo fenómenos atmosféricos puede tener sobre las aves migrantes.
Resulta complicado entender las causas que motivan mortandades tan elevadas de pequeñas aves migratorias como el petirrojo. Sin embargo, parece lógico pensar que los temporales de dimensiones como los descritos aquí, afectando amplias regiones del Mediterráneo Occidental, deben suponer un obstáculo casi infranqueable para un pequeño paseriforme en migración activa durante la noche. Con toda seguridad un repentino fin de trayecto para muchos migrantes...